La economía española durante el franquismo


La economía española desde 1939, año en que finalizó la guerra civil española, hasta 1975 tras la muerte de Franco se divide en tres etapas muy diferenciadas:

La primera etapa la denominaremos “ Los malogrados años 40”. Tanto las más fiables estimaciones del índice anual de la producción industrial española ( IPI), como los mejores estudios a escala europea confirman el gran patrón que sufrió la industrialización española entre los años 1935 y 1950. En España, de 1941 a 1945 el promedio quincenal de la tasa de crecimiento del IPI es negativo, y en la segunda mitad del decenio de 1940, aunque la tasa de crecimiento del indicador mencionado ya registre valores positivos, lo más destacable es la cuantía mucho menor de estos en comparación con la inmensa mayoría de los paises europeos.

El significado de esta pobreza tiene dos dimensiones, por una parte supone el final del crecimiento moderado iniciado a final del siglo XlX y por otra abre aún más la brecha entre la trayectoria de España y la de los demás países europeos.

La segunda etapa podemos decir que es el decenio bisagra, en el marco de las políticas keynesianas que presidían el largo ciclo de expansión de las economías occidentales , la economía era ya sensiblemente distinta, los cálculos y estimaciones mostraban el claro empuje de la economía española. Entre 1951 y 1955 el índice de la producción industrial muestra un crecimiento del 6,6% y entre 1906 y 1960 un 7,4%. Hay que destacar que a diferencia de los años procedentes, ahora España sigue de manera uniforme las pautas de otras países europeos. Se adoptan medidas que consiguen introducir a España en el mercado internacional.

Por último, la tercera etapa se refiere al proceso de expansión que se abre con el plan de estabilización y liberación.

Hay diferentes aspectos a destacar, por ejemplo, energía barata en términos absolutos y crecientemente en términos relativos, favorables precios relativos también de las materias primas y alimentos, ampliadas posibilidades de financiación exterior y abundantes disponibilidades de una mano de obra.

A estos grandes resultados hay que añadir las profundas transformaciones estructurales. Lo que realmente debe destacarse es que el ritmo de crecimiento español en estos años es casi inédito e irrepetible ya que fue muy fuerte y rápido.




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